sábado, agosto 25, 2007

Capítulo II: En peligro de ser descubierta

A lo lejos, una mesera humana que atendía a los clientes humanos en la cafetería, se percató de mi presencia y sigilosamente se acercó y me metió en una caja de cartón justo debajo de la repisa donde se encontraba la cafetera para que me diera calor y también para no ser vista, ya que la obligarían a sacarme de ahí.
La mesera humana esperaba ansiosa la llegada de unos humanos que frecuentaban la cafetería, a los cuáles les tenía mucha confianza y a los que pediría ayuda, ya que corría el riesgo de ser reprendida por tenerme escondida. Mientras tanto, me dió leche con espuma que era la base para hacer capuchinos y un pedazo de dona, la cual no la digería bien ya que yo era muy chiquita, pero el hambre es el hambre.

Repentinamente, el gerente humano de la cafetería italiana se acercó a la mesera humana para decirle que ese día había que hacer una limpieza general a la cafetera y quiso acercarse para revisar en que estado se encontraban los filtros de la gran cafetera dorada estilo antiguo que era el sello del lugar. La mesera humana, con los nervios de punta quiso impedir que se acercara para que no me descubriera y sutilmente bajó una mano y me tapó mi boquita para que yo no hiciera ningún ruido, mientras se le ocurría decirle al gerente humano que había escuchado a unos clientes decir que en una hora más llegaría un grupo de humanos que iban a festejar el cumpleaños de uno de ellos y que ya le habían pedido a ella que reservara seis mesas para su festejo.

Eso fue suficiente para que el gerente humano decidiera dejar la limpieza general para el día siguiente y se retiró. Como comprenderán yo no entendía porqué me tapaban la boca y pensé que era un nuevo tipo de ataque humano, pero pasado el peligro, la mesera humana me acarició y me dio otro pedazo de dona con cubierta de chocolate. La mesera humana veía constantemente el reloj que estaba pegado en la pared y notó que ya era la hora...
Al fin, por el pasillo central vió que llegaban los humanos a los que esperaba ansiosamente...



Continuará...Capítulo III